La comunicación entre las personas, en los dominios laborales, personales, familiares, y otros está llena de mitos que resultan ser un tema atractivo por cuanto nos basta con leer el diario, escuchar una conversación, o bien querer comunicar algo que nos importa para darnos cuenta que éste, no es un tema trivial.
En general las personas tenemos, casi
por defecto, incorporado un modelo de comunicación que proviene de la
ingeniería de las comunicaciones, útil para el diseño de radios, teléfonos,
televisores, etc. y que puede ser reflejado en el esquema que se presenta a
continuación.
Bajo esta interpretación se generan
las siguientes falacias:
a) Lo más importante es el emisor
(fuente), ya que es elemento activo del proceso de comunicación.
b) Para ser escuchados, la clave era aprender
a hablar bien.
c) Los problemas que se presentan en la
comunicación pueden tener su origen en mala codificación o decodificación del mensaje,
distorsión de la señal o problemas con el oyente (receptor).
Como podemos ver, esta es una interpretación
pasiva del lenguaje dando cuenta de lo que existe, es descriptiva y por último nunca
aparecen las personas y su potencial de acción, por ende no existe la capacidad
de intervenir en el mundo o la realidad.
Podemos concluir que bajo este modelo EL ESCUCHAR NO ES UN TEMA.
Profundicemos en otra interpretación
sobre la comunicación, donde el lenguaje es visto como una concepción
generativa, donde la palabra tiene el poder mágico de transformar y generar;
nuevas realidades, identidades, relaciones, compromisos, posibilidades y
mundos. Recordemos que según la
tradición occidental Dios creo al mundo a través de la palabra.
En esta interpretación nos encontramos
con un observador que no conoce el mundo tal cual es, sino que tiene una
interpretación de él y en virtud de dicha interpretación y su capacidad para
generar distinciones obtiene el poder para intervenir en el mundo.
Podemos visualizar al ser humano como
una coherencia de 3 tipos de lenguajes, que le son inherentes, y que siempre
deben tender a mantener una coherencia.
En esta interpretación distinguimos
los actos del habla, que están presente en cualquier idioma y dialecto humano,
que son: Declaraciones, Afirmaciones, Juicios, Peticiones, Ofertas, Promesas y
Escuchar.
Como un ejemplo de lo anterior podemos
ver el siguiente ejemplo: Juan ingresa a una tienda y PIDE un producto. El
dependiente AFIRMA tenerlo y OFRECE despacharlo a su domicilio. Al recibir el
producto en su hogar Juan DECLARA su satisfacción al despachador. Ahora bien ,
el JUICIO de satisfacción de Juan dependen del cumplimiento de las condiciones iniciales
establecidas con el vendedor.
Podemos ver esta danza en acción en la
siguiente figura:
No es este el espacio, para efectuar
un análisis más profundo respecto al modelo presentado, pero pueden profundizar
sobre él en el libro de Rafael Echeverría “Ontología del Lenguaje”
Tenemos el sesgo de pensar que el
componente activo y más importante en la comunicación lo tiene el orador por
cuanto es él quien inicia un proceso de comunicación, quien utilizando
alguno(s) de los actos del habla, a través de un mensaje que contiene un
determinado objetivo o intención con el cual pretende lograr alguna acción o
comportamiento del oyente.
Ahora es tiempo de efectuar una de las
distinciones más relevantes respecto a la comunicación humana, el escuchar. Por
cuanto la comunicación descansa en el escuchar, dado que ella valida el habla.
Los invito a revisar las siguientes
distinciones, que resultan esenciales para comprender que significa escuchar:
· Oír es una capacidad biológica que nos
provee el sentido de la audición, que se encuentra en nuestros oídos y en el
cerebro, lo que nos permite repetir lo que alguien dijo de la misma forma que
lo hace una grabadora.
· Escuchar requiere fuera de oír lo que
alguien dijo, tener la capacidad de interpretar lo dicho. Pero además la
escucha efectiva requiere incorporar otras dimensiones en las cuales los seres
humanos transmitimos información (ó nos comunicamos) como es la postura corporal,
la gestualidad facial, el tono de la voz, la emocionalidad, etc. En el fondo,
escuchamos con todos nuestros sentidos (en el limite con todo nuestro cuerpo) y
cada elemento que percibimos incide en la interpretación que realizamos.
Sintetizando lo dicho podemos expresarlo como: Escuchar = percibir +
interpretar.
Señalamos que el corazón del escuchar
descansa en la interpretación que hace el oyente y ésta se funda básicamente en:
· Nuestro pasado: a partir de una
tradición de sentido que nos remite a nuestra historia personal así como a la
comunidad que pertenecemos y en la que hemos crecido. Aquí se constituyen
nuestro supuestos, prejuicios, valorizaciones, paradigmas, emociones.
· Nuestro futuro: las expectativas que
tenemos de lo que debe pasar y hasta lo que eventualmente podría pasar.
Es relevante comprender que cada uno
de nosotros es responsable tanto de su propia escucha, cuando somos oyentes, así
como de la escucha que exhiben nuestros oyentes cuando somos oradores.
El sentido último de la escucha verdadera,
es el poder que tiene la comunicación de
transformar al oyente. O sea, si luego de una conversación el oyente sigue
pensando igual, siendo igual, no incorporando nada de lo dicho; entonces el
emisor pensará que no fue escuchado, llegando a la conclusión que no hace
diferencia en el actuar de otro.
Cada vez que entramos en una
conversación con una posición ya tomada, excluimos de antemano la posibilidad
de cambiar de parecer, modificar posición, entonces entramos a dicha
conversación sin disposición real a escuchar.
Escuchar no comprometiendo la
posibilidad del cambio, es no escuchar. Es ofrecerle al otro hablar contra una
pared.
Quien es refractario a ser cambiado
por los demás, a ser sorprendido por lo que otros tienen que enseñarnos, vive
la vida de forma equivalente a como se vive la muerte.
Si escuchar implica abrirse a ser
transformado por el otro, comprendemos que la escucha es el elemento básico del
aprendizaje.
La competencia de la escucha tiene
necesariamente limites, quien sabe escuchar no es alguien a quien todo lo que
se le dice lo hace cambiar, sino que por el contrario es capaz de discriminar entre
aquello que permite que lo transforme, de aquello que rechazara y que lo hará criticar posiciones que no
comparte.
La competencia de la escucha no
compromete nuestra capacidad de discrepar. Y la legitimidad que le conferimos
al otro no siempre implica aceptar la legitimidad de sus posiciones. Podemos
comprender y no compartir.
Luego de los antecedentes expuestos
quiero que se hagan, a lo menos, las siguientes preguntas:
¿Realmente escucho a las personas con
quienes me relaciono personal así como profesionalmente?
¿Cuándo tengo una conversación estoy
abierto a la posibilidad de cambiar frente a lo que otros me dicen, o por el
contrario me dedico a defender mi posición?
¿Cómo podría mejorar la calidad de mi
vida, si hago el esfuerzo de comenzar a abrirme a escuchar realmente al otro
(en el sentido que aquí hemos expuesto)?.
De lo expuesto anteriormente podemos
concluir que, la mayoría de nosotros NO TIENE
UNA ESCUCHA EFECTIVA causándonos mucha insatisfacción y dolor en nuestras
vidas.
Tan importante como escuchar lo que se
dice y quizás aún más importante, es escuchar
lo que no se dice, los silencios, lo que las personas se guardan. Lo anterior
es efectivo, dado que en el silencio se encuentran muchas veces las reales
inquietudes de las personas y las oportunidades que nos brinda la vida.
Para quienes se definen a si mismos como
emprendedores en cualquier dominio de la vida, ser capaces de escuchar el
silencio, las incomodidades, los problemas no resueltos, las aspiraciones y
deseos de las personas les abre una fuente inagotable de oportunidades.
Les quiero demostrar lo señalado en el
párrafo anterior con el ejemplo concreto de una persona que escucho una
oportunidad y comenzó vendiendo calcetines en paquetes de 3 (recuerden que solo
tenemos 2 pies) y cada unidad de colores diferentes.
La compañía se llama “little miss
matched” y define su misión como “Construir una marca de ropa de niñas que sea
entretenida, inspire creatividad, contempla un estilo individual y celebra tu
libre expresión”.
Los conmino a trabajar conscientemente
en mejorar su escuchar, lo que impactara positivamente en su calidad de vida
así como en las oportunidades que será capaces de escuchar.
Quedo siempre atento a conversar sobre
este tema en caso de tener interés.
Autor: Javier Guinguis Ch.
Referencia: Material de Rafael
Echeverría.
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